Puede que la pregunta suene fácil para responder: "¡Claro!, nos agilita las tareas, acorta el tiempo de trabajo y podemos hacer varias cosas a la vez". Pero, ¿te has puesto a pensar hasta qué punto nos es útil la tecnología? Llega un momento en que la herramienta creada para facilitarnos la vida se convierte en una herramienta para quitarnos el tiempo. Suena irónico ¿no? Todo depende de nosotros, de el uso y el tiempo que le demos.
En el tercer día sin tecnología llegué a la conclusión de que no es malo utilizar ésta para nuestro día a día, pues está presente para ayudarnos. El problema está en nuestro entorno y en cómo éste depende casi en su totalidad de la tecnología y por ende nosotros somos dependientes también (aunque no queramos).
Los cajeros automáticos y las cabinas telefónicas son un claro ejemplo, ya que, a uno lo utilicé y al otro lo necesité (aunque no pude llamar). Sin cajeros automáticos ¿cómo podía retirar mi dinero un domingo cuando los bancos no atienden? Asimismo, sin teléfonos ni celulares ¿cómo podría comunicarme con alguien que está a kilómetros de distancia en tiempo real? Estos son sólo dos ejemplos de cómo nuestro entorno nos hace dependientes tecnológicos, pero hay más que no voy a citar ahora.
La tecnología es parte de nosotros, yo diría que somos dependientes de ella.
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